Las crisis anuncian un cambio inminente, y éste siempre puede ser la oportunidad para descubrir quiénes somos y qué queremos de verdad en la vida. Debemos identificar las cualidades que queremos conservar y fundirlas con las que ahora nos distinguen. En toda transición aparecen
tres fases:
1. La separación
Es el abandono consciente de lo que ya no sirve. Se trata de dejar claro los viejos papeles, actitudes, modelos de conducta y costumbres que queremos abandonar.
2. La prueba
Aunque predomine la desorientación, el aspecto positivo es la experimentación y la conciencia de que todo crecimiento procede de las contradicciones.
3. La reunificación con lo nuevo
Empieza con el descubrimientode una nueva visión que aclara la confución anterior. Pueden hacerse conscientes nostalgias, sueñor, pasiones o metas que no tenían espacio en la anterior etapa. Esta nueva perspectiva tiene que asentarse y enralzarse en nuestra vida. Cuando sucede, nos sentimos verdaderamente renacer.
