Palabras
Si te dices filósofo,
no me hables de filosofía;
muéstrame tu amor a la verdad.
Si te dices teólogo,
no me hables de teología;
muéstrame qué significa Dios en tu vida.
Si te dicen pensador,
no me hables de lo que pensaron los pensadores;
muéstrame qué piensas tú.
Si te dices político,
no me hables de política;
muéstrame qué haces por el bien de todos.
Si te dices bueno,
no me hables de la bondad;
muéstrame como amas.
Si te dices creyente,
no me hables de tu credo o tu religión;
muéstrame tu modo de vivir.
Convengamos en no engañarnos,
huyendo con el ruido de palabras huecas,
del vértigo que nos causan
los vacíos de nuestra vida.
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